martes, 19 de marzo de 2019

El despertar de las hormigas de Antonella Sudasassi Furniss

El despertar de las hormigas es una bella historia sobre Isabel, una buena madre, buena esposa, buena nuera. Cuando su familia política la presiona para tener otro hijo, después de dos hijas, una serie de revelaciones la llevan a enfrentarse consigo misma, con su entorno y su familia. Protagonizada por Daniela Valenciano, es una comproduccion entre Costa Rica y España, con los hermanos Allenda detrás y que se estrenó en la Berlinale.
 
El despertar que se estrenará en julio,  habla de muchas cosas, todas muy interesantes, pero sobre todo de la belleza de lo cotidiano, filmado con sencillez sin ninguna épica y con el ritmo de cierto cine francés. Habla del amor materno que enseñan las madres de generación en generación que es un amor machista, en el que aprenden que siempre deben estar disponibles para los demás aunque ello suponga olvidarse un poco de si mismas. Habla de la mujer como sirvienta permanente del hombre. La directora confesó que eso lo ha mamado en su familia. Por otro lado, el tema del cabello en el filme es una metáfora sobre la feminidad y la belleza. Daniela Valenciano compone un personaje muy rico, complejo que dibuja una paleta con una amplia gama de colores y que me parece desde ya merecedor de la Biznaga a la Mejor interpretación femenina.
El proyecto de la película aúna un largometraje, un corto y un documental. Los cambios no se producen de un dia para otro, van muy despacito. Ese es el verdadero despertar de las hormigas. En Costa Rica estuvieron muchos años sin hacer apenas cine. En la actualidad se hacen unas diez películas al año y la mayoría dirigidas por mujeres.
En la rueda de prensa se reivindicó la importancia de la familia materna a través de incluir el apellido de la madre de la directora en el cartel de la película. Antonella quería rodar su película en un pueblo perdido en el tiempo, donde la mayoría del reparto fue no profesional. Este equipo tuvo un trabajo durante 4 meses  para acostumbrarse a las cámaras. El alcalde del pueblo incluso tiene un pequeño papel. Para el trabajo con las niñas, jugaron mucho con la improvisación para darle frescura y credibilidad. Recuerda a dos películas; a Verano de 1993, vencedora en Málaga hace un par de años; dos historias que comparten un tono, un estilo. Y recuerda mucho a Roma, por esa historia sencilla de una familia normal, aunque allí todo transcurría en una gran ciudad de México, y aquí es en un pequeño pueblo de Costa Rica.

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