viernes, 24 de diciembre de 2010

La navidad ya está aqui

Es ésta una época para disfrutar, para observar las cosas con mirada de niño y recuperar la inocencia perdida, porque sin duda la Navidad es el tiempo de los más pequeños de la casa.
Estos días son buenos para reencontrarse con amigos que hace tiempo no vemos; visitar el Belén de la Catedral (que es maravilloso) o cualquier otro; pasear por el centro histórico y contemplar la bonita decoración; cantar villancicos; subir a los Montes de Málaga a respirar oxígeno puro. Son días para la nostalgia y la melancolía, echaremos de menos a los que ya no están, es inevitable, y recibiremos a los que vuelven a casa por Navidad ("vuelve... a casa vuelve... por Navidad") como decía el famoso anuncio de la tele; una época para reir, pero también para llorar. ¿Cuándo fue la última vez que lloramos? Yo hace cinco días y me sentí nuevo tras las lágrimas derramadas. Unos días para volver a ver "¡Qué bello es vivir!" o esa película que nos gusta tanto y nos recuerda que estamos vivos, que nos emociona y nos hace revivir algo especial.
Estoy cansado de que la negatividad filtre la visión de estos días y aflore constantemente la personalidad de Mr. Scrooge.
Démosle una nueva oportunidad a la Navidad. Disfrutemos con la familia, con los sobrinos, con los hijos y olvidemos por unos días este mundo de los adultos.

martes, 21 de diciembre de 2010

La ausencia triste

Hoy es el primer día que estoy en casa sin Lajka y ha sido más difícil de lo que esperaba. La tristeza me ha pillado un poco desprevenido y me sorprende que la marcha de mi compi me haya afectado tanto.
En la despensa he visto sus lentejas, los garbanzos para el humus, el arroz especial para risotto y una salsa inglesa sin abrir, todo me recuerda que ya no está.
En la segunda repisa de la nevera, apenas hay alimentos, salvo un resto del humus que tomamos en la cena de despedida el sábado.
Su armario vacío ha sido otra prueba que me ha demostrado que Lajka ya no está en casa. La repisa del baño está sin sus cremas, aceites y demás cosas de aseo, todo muy reluciente y limpio.
Después de seis meses, 24 semanas, conviviendo con alguien, adquieres una serie de costumbres y ahora echaré de menos las que nos unían a los dos. Muchos días madrugaba para desayunar con Lajka a las 7.45 antes que se fuese al trabajo. Echaré de menos cuando preparábamos esos ricos wok de verduras o el risotto de setas, pero la vida sigue. Espero no parecer melodramático al escribir estas cosas. Dudaba si compartir con vosotros estos sentimientos y el pudor amenazaba con impedirmelo, pero creo que es positivo hacerlo y por eso no me lo guardo solo para mi.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Lajka ya me dejó


Después de seis meses de convivencia con esta chica danesa encantadora, mañana empieza una nueva etapa de mi vida porque vuelvo a vivir solo. Han sido muchas las experiencias que hemos compartido juntos, como la corrida Goyesca en Ronda, con ese ambiente tan especial. Paseamos juntos por un Zoco Árabe en Benalmadena Pueblo, disfrutamos del campo en Cortes de la Frontera y anduvimos por un mercaillo en Carratraca, todo en un mismo fin de semana maravilloso y memorable a principios del mes de septiembre. Semanas despues conoció a un italiano del que se enamoró y entonces pasamos de ser dos, a ser tres en algunas ocasiones. A los tres nos gusta mucho comer y hemos disfrutado buenas cenas regadas con nuestro vino favorito, el blanco semi-dulce. Una de las últimas fue degustando un rissoto de setas exquisito.

Pero antes que llegase Fabio, compartimos muchos momentos, como las tardes estivales en la piscina, cogiendo higos, cocinando juntos, de marcha por Fuengirola. O aquel día de julio en la playa de Cantarriján con Maria. O la cena con mis vecinas en Benálmadena, o un fin de semana lluvioso en Yegen, un pueblo de la Alpujarra Granadina. O la final del Mundial de Futbol que vimos primero en la plaza de toros de la Malagueta, y despues en casa de mi hermana Cristina. O el concierto de Estrella Morente. Tantos buenos momentos añadidos a mi colección. Y no puedo olvidar los días en Jimera de Libar, en la casa de mi primo Nacho. Una escapada al paraíso.
Ahora miro para atrás y me da vértigo recordar todos los planes que hemos compartido y que han convertido a dos compañeros de piso y amigos muy especiales.

Convivir con Lajka ha sido una experiencia fantástica. Deja el listón muy alto para decidirme a tener otro compi de piso, la verdad.

Este sábado pasado le dimos una fiesta de despedida como ella se merece, cada uno de los invitados trajo algo de comer, y compartimos buen vino y delicatessen variadas, a la luz de las velas, en casa. Hubo risas, muchas risas, en medio de una lluviosa noche en la que lo que apetecía era quedarse en casa bien acompañado. Y así estaba yo. Muy bien acompañado, por Lajka, Fabio y algunos de mis mejores amigos.
Este post va por ti Lajka. Brindo desde aquí por ti, te deseo mucho éxito con tu tesis y anhelo desde ya, que regreses pronto a Málaga.....

sábado, 18 de diciembre de 2010

Retorno a Hansala, de Chuz Gutiérrez

Ayer en el ciclo Encuentros con Directores de Cine, que se celebra mensualmente en Málaga, pudimos ver la necesaria y estupenda cinta Retorno a Hansala (2008) una historia sobre la muerte de once inmigrantes marroquíes en las playas de Algeciras y la repatriación que hace de uno de los cadáveres, el hombre que trabaja en la funeraria encargada de tales asuntos.

Todo se inicia con un brutal y sobrecogedor plano subjetivo de los africanos hundiéndose y ahogándose a pocos metros de la orilla de la supuesta salvación. La secuencia inicial dura lo suficiente para dar tiempo al espectador a ponerse en la piel de aquellos marroquies que no saben nadar y en sus terribles muertes.
En el lugar de los hechos, Martin, el protagonista masculino, interpretado por un soberbio Jose Luis García Pérez, el dueño con pocos escrúpulos de la funeraria, se encuentra un número de móvil en uno de los cuerpos sin vida que será el nexo de unión con un familiar y clave para la repatriación del cadáver de Farid a su aldea natal, Hansala.

Leila, la hermana de Farid, interpretada magistralmente por Farah Hamed, lleva años viviendo en Algeciras, con sus papeles en regla y había ayudado a su hermano pequeño a pagar los gastos del viaje en patera por lo que se siente tremendamente culpable de lo sucedido.

Martin lleva mucho tiempo en crisis con su mujer (Cuca Escribano) y el viaje a Hansala parece suponer una válvula de escape de un matrimonio que hace aguas.

El viaje se inicia desde Algeciras en un barco que cruzará el atlántico y los situará en el inicio de un pedregoso camino por carretera hacia la aldea donde la familia de Leila espera impaciente el cuerpo de su hijo para darle sepultura.

La historia tiene todos los ingredientes para atrapar la atención del espectador y mantenerlo agarrado a su asiento hasta los créditos finales. Un guión bien elaborado, un montaje con ritmo que no decae y una fotografía muy acertada, retratan la difícil vida de unos personajes, cuya única salida para un futuro mejor para sus miembros más jóvenes, parece, solo parece un viaje en patera hacia una muerte más que probable.

Una dura película que hace tambalear los cimientos de esta sociedad occidental que se mantiene sobre un materialismo atroz y en la que las personas han dejado de ayudarse unas a otras, como lo hacen éstas de Hansala. Una historia valiente y necesaria en estos tiempos de inmigración, de crisis económica y de anhelos de un tiempo más próspero.