jueves, 30 de septiembre de 2010

Wishing on a star de Randy Crawford

Conoci esta canción alla por 1990 cuando viajé a Bournemouth (Reino Unido) para hacer un curso de inglés. Tan solo tenía 19 añitos. En la casa donde vivía tenían una colección increible de discos (elepes) y durante los tres meses que estuve, fui oyendo y grabando las canciones que más me gustaban. Poco a poco me gustaría ir poniendo algunas de esas canciones que descubrí por aquel entonces. Hoy os regalo esta en una versión fascinante y super marchosa de la talentosa Randy Crawford, a la que más de uno recordareis por el precioso dueto que hizo con Presuntos Implicados de su canción Fallen. ¡Qué recuerdos con los señores de mi casa, Valerie y Fred! Fueron como unos verdaderos padres para mi, cariñosos, atentos y maravillosos. Hoy estoy un poco meláncolico y oyendo esta canción es imposible que cierta nostalgia me inunde los conductos.

Besos otoñales para todos (y para Teo, muy, muy especialmente)

martes, 28 de septiembre de 2010

Las gaviotas del otoño

Las gaviotas con el edificio de Sacaba al fondo.



Levantando el vuelo ante el coche que se acerca.


Un grupo muy numeroso



Son unos pájaros que siempre me han llamado mucho la atención por su tamaño, su estilizada figura cuando vuela, su inaccesibilidad. Jamás puedes acercarte demasiado a ellas. Pero hace unos días descubrí una gran bandada junto a la playa de Sacaba Beach. Debían estar haciendo una parada en su largo viaje a zonas más cálidas. Suerte que llevaba mi cámara y hice un gran reportaje que no puedo colgar aqui entero, pero sí una muestra. Incluso me divertí asustandolas con el coche en movimiento sintiéndolas más cerca que nunca.


Antes pensaba que muchas tenían una mancha de sangre en su pico, pero estaba equivocado, la pequeña mancha roja no es sino una marca que tienen todas las gaviotas de una especie determinada en su pico.

viernes, 17 de septiembre de 2010

La mermelada de higos

Los higos pelados y cortados en cuatro mitades.

Todos los ingredientes en la olla.

Cocción (foto 1)

Cocción terminada (foto 2).

Mermelada envasada.

¡Qué mejor entrada ahora que la receta para la mermelada! Una mermelada que no venden en los supermercados, solo en las tiendas de delicatessen. Además aun se pueden comprar higos en las fruterias, (para los que no tienen una higuera en su jardin, o sea, el 97% de los encuestados). Es bien sencilla de hacer, se ponen en una olla, 400 gramos de higos (pelados y cortados en cuatro trozos), 200 de azucar, 100 ml. de agua y el zumo de medio limón. Se deja cocer y cuando empieza a espesar se remueve sin parar hasta que el jarabe haya espesado un poco. Es muy importante que no cueza demasiado, porque entonces tendrá la consistencia de una confitura, mucho más espesa y densa.
Se echa la mermelada caliente en un bote de cristal, se cierra y se le da la vuelta para que se haga el vacío.
Dificultad: Baja.

Tiempo de cocción: 25/30 minutos.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

La cosecha de higos

La higuera en cuestión.
El recolector.
La guapa recolectora. ¡Qué estilo más divino para coger hijos!

La abundante cosecha.

La cosecha ya en la mesa.



Esta época de mediados de septiembre es fantástica para recoger la cosecha del higo. (para mi es muy importante el higo). En los jardines de mi comunidad hay varias higueras y el otro dia me fui con Laika para coger unos cuantos. No pensé que la recolecta diera para tantos frutos. Espero hayais disfrutado las instantaneas de tan fructifera cosecha.

martes, 7 de septiembre de 2010

Los Temboury

Ultimamente he escrito poco, teneis que perdonadme, pero he tenido varios cólicos y hoy en el hospital he sabido que tengo una piedra, que afortunadamente, ya ha abandonado el riñón y se dirige hacia la salida. Esperemos que deje mi cuerpo pronto en un parto sin mucho sufrimiento y me libre de unos dolores bien fuertes que me han golpeado este caluroso mes de agosto.
Por otro lado, hoy he conocido a un pariente no lejano, aunque proceda de Po, una pequeña ciudad del sur de Francia. La historia es bien interesante:
este chico buscando ciudades españolas donde estudiar un año de su carrera, decide viajar a Málaga, tras la recomendación de una amiga. Al llegar, reserva habitación en un hotel céntrico y el recepcionista al conocer su apellido (Temboury) le dice que éste es muy conocido en Málaga. También le presenta a Paco, un vecino cercano al hotel, que se apellida así. Total que gracias a este Paco, un tío segundo mío aunque yo lo siento más como un primo, por su espíritu jovial, he tenido la suerte de conocer a un primo francés cuya existencia solo conocí a través de Facebook hace un par de años.
Las vueltas que da la vida, él eligió Málaga porque le había gustado en otro viaje hace tres años, desconociendo que tenía familia en Málaga y al llegar descubre una multitud de familiares en la ciudad. No fue fácil encontrar el parentesco entre nuestra familia y la suya.
Haciendo un poco de historia, mi tatarabuelo Pedro Temboury, que vivía en Po, tuvo tres hijos y los tres emigraron buscando prosperar; uno se fue a Cuba, otro a Argentina y mi bisabuelo Pedro, vino a Málaga donde tuvo 9 hijos (uno de ellos mi abuelo materno) y de ahi fue creciendo una familia muy numerosa. Hay que subir cinco generaciones desde la nuestra hasta encontrar el parentesco entre el tatarabuelo de este chico y el mio que resulta que eran ¡hermanos! Eso quiere decir que los dos somos descendientes directos del padre de nuestros tatarabuelos. Un poco de lío, ¿no?
En las dos semanas que lleva aquí, ya ha conocido a veinte miembros de un enorme árbol genealógico con muchas ramás e incontables hojas.