domingo, 26 de noviembre de 2023

The whale, de Daren Aronofsky

Un profesor de literatura da clases de escritura por video conferencia a un grupo de estudiantes, les dice que su cámara está rota por lo que no puede mostrar su rostro, en realidad no lo hace porque padece obesidad mórbida y se avergüenza de su imagen. Charlie, interpretado magistralmente por Brendan Fraser, realmente tiene el aspecto de una ballena, una ballena varada en su pequeño apartamento, una ballena con alma de niño perdido, una ballena arponeada por el desamor, la culpa, la pérdida, el abandono, la incomprensión y un inmenso vacío que llena con la comida compulsivamente.

Charlie tiene una hija, Ellie, interpretada por Sadie Sink, a la que quiere recuperar después de años distanciados, cuando lo visita, se cruzan las miradas tiernas y conciliadoras de Charlie, con las de ira de su hija que vive envuelta en un torbellino de emociones fuera de control.

Liz, interpretado por Hong Chau, es su única amiga, lo cuida con cariño, se involucra en su cuidado de forma excepcional para ser solo una amiga, cosas del guion que no voy a desvelar.

Thomas, interpretado por Ty Simpkins, es un joven que aparece un día en casa de Charlie como un misionero que va por las casas con el predicamento de su Nueva Vida, intenta convencer a Charlie de que su religión le dará la salvación. Oculta un gran secreto que no puedo desvelar.

Mary, interpretado por Samantha Morton, es la ex mujer de Charlie, quien lo visita un día y entre ellos surgen los reproches, pero también rescoldo de ternura, residuos del amor de los años de convivencia que tuvieron.

Hay breves apariciones de un repartidor de pizza, Dan, que deja el pedido y recoge su dinero en el porche, pero que siempre pregunta si está todo bien y es ese interés el que hace sonreír y sorprender a Charlie.

Sin duda alguna una gran película en la que cada uno puede verse identificado en algún aspecto o tal vez no, y pase a ser una buena película más, para mí ha sido un gran escaparate donde mostrar las debilidades del ser humano y cuando ese escaparate se apagó quedaron encendidas esas cuatro importantes y maravillosas palabras… AMOR.

Victoria Eugenia Gómez Sánchez