Acabando ya la edición número 23 del Festival de Málaga, os puedo contar que mi rutina diaria ha sido la siguiente: proyecciones en Pases de Prensa en el Teatro Cervantes a las 9 y a las 12 de la mañana. Luego descanso para comer, y documentales todas las tardes en el Teatro Echegaray a las 1830 y a las 22 aunque la última del día algunos días me la saltaba porque mis energías ya flaqueaban, teniendo en cuenta que me levantaba a las 7.20 y que a las 22 ya había visto un mínimo de 3 películas diarias.
El documental que nos ocupa "A media voz" es un trabajo autobiográfico bicéfalo de dos directoras de 40 años, Patricia y Heidi, amigas de la infancia que fueron a la academia de cine de La Habana y que afrontan los retos de la emigración, intentando reconstruirse lejos de su Cuba natal, através de la correspondencia audiovisual entre ambas, articulando un apasionante diálogo.
El relato se basa en el intercambio real de misivas que llevaron a cabo durante 9 meses. La ausencia de una estructura rígida hace que el documental resulte estimulante y sorprendente durante toda la proyección.
El vínculo emocional que las une es fortísimo y desde las primeras cartas que oímos en forma de voz en off nos percatamos que nos enfrentamos a un trabajo hecho desde lo más profundo del corazón con toda el alma puesta en ello.
Patricia estuvo un tiempo en España de feria en feria recorriendo miles de kilómetros vendiendo mojitos y otros cócteles cubanos, Heidi se fue a Suiza y se dedicó a buscar trabajo como directora de fotografía para distintos medios, en los que se fue topando con un machismo instaurado a muchos niveles. Tras el pase, contó como cuando trabajo de Directora de Foto y en una reunión con su asistente - chico- se dirigían todo el rato a él, dando por sentado que el chaval era el jefe.
A media voz, es un documental vibrante, tremendamente entretenido y bien hilado, lleno de anéctotas de vivencias vitales que forman un puzzle gigante que resume veinte años en ochenta minutos de metraje.
El espectador asiste como testigo de multitud de momentos en los que siempre hay una cámara grabando con la intención de dejar constancia, al principio para sus futuros hijos, después dada la ausencia de descendencia, para la humanidad. Y qué afortunados hemos sido en Málaga, de poder ver este sobresaliente trabajo en pantalla grande y de haber podido conocer en persona a sus artífices.
Dos mujeres que desnudan su alma creando un prodigioso trabajo audiovisual que sobrecoge y emociona y que ha dejado una profunda huella en el que escribe estas líneas.
4 Horas antes de colgar la crítica hemos sabido que A media voz ha obtenido la Biznaga de Plata al Mejor Documental.