martes, 31 de diciembre de 2024

Prisoners, de Denis Villeneuve (2013)

La historia de la desaparición de dos niñas y de un posible secuestro sustentan una compleja trama que va cociéndose a fuego lento y que se va deshilvanando poco a poco en sus dos horas y media de metraje, aportando respuestas a todas las preguntas. Dos familias se han reunido para Acción de Gracias en un día frio y gris de final de noviembre. Las niñas salen en busca de un silbato perdido y desaparecen. La búsqueda incansable del padre traza la principal linea argumental de la película, Hay un sospechoso. Un vecino que tiene una autocaravana y que al principio de la historia las niñas juegan cerca de ella, intentando subirse a ella. Prisoners está protagonizada por Hugh Jackman, Jake Gyllenhaal. En el reparto también aparecen Maria Bello, Paul Dano, Terence Howard, Melissa Leo y Viola David en un pequeño papel


La climatología adversa de los inviernos duros de esas ciudades de la América profunda, son un componente importante para hacer irrespirables ciertos ambientes rurales, haciéndolos inhóspitos y malsanos.

Historia muy dura, áspera y con una excelente fotografía gris cenizo que aporta a Prisoners un tono que empareja a la perfección con la depresión y la desesperanza más absoluta de ese padre que es capaz de cualquier cosa, por averiguar el paradero de su hija. 

Excelente guión, base siempre de una buena película, lleno de recovecos y giros inesperados que mantienen la atención y sorprenden al espectador. 

8 de 10.


jueves, 26 de diciembre de 2024

Una segunda madre - 2ª parte (10 años después)

Hace unos años escribí una crítica de la excelente película ganadora de sendos premios en el Festival de Berlin y el Festival de Sundance, lo hice en mi línea, tal y como suelo hacer en este Blog de Cine, sin desvelar casi nada de la trama.


Ahora voy a escribir con mayor libertad sobre todo, destacando  lo que me parece más interesante de la historia, quizás si no la has visto....no quieras seguir leyendo....o tal vez después de leer estas líneas te entren unas irrefrenables ganas de ver esta magnífica película.
Punto 1: la historia está tan bien contada que el espectador acaba rendido ante semejante talento y frescura narrativa. 
Refresco la trama de la historia de Una segunda madre; Val, la asistenta y gran protagonista (una maravillosa Regina Casé)  que trabaja para un matrimonio adinerado de Sao Paulo, recibe la visita de su hija, cuya infancia se ha perdido prácticamente y a la que no ha visto durante los últimos diez años y que está de visita en la ciudad para examinarse de selectividad.
Punto 2: la piscina, su uso está prohibido por parte de la asistenta.....pero la hija de Val, cae accidentalmente a ella cuando esta jugando con el hijo de los señores de la casa, lo que provoca la furia de la dueña. Para la señora de la casa, una rata ha caído en la piscina y debe desinfectarse inmediatamente.
Punto 3: la hija de Val continuamente sobrepasa la barrera invisible entre los señores y el servicio, haciendo caso omiso de las indicaciones de su madre, desafiando continuamente con su actitud rebelde a todos los habitantes de la casa,  y enfadando a la señora de la casa. 
Punto 4: Como cuando el señor de la casa, le ofrece el cuarto de invitados, en lugar de dormir en un colchón cutre en el suelo en la estrechez del cuarto de su madre. La hija de Val por supuesto lo acepta de buen grado. 
Punto 5: cuando tanto el señorito de la casa y la hija de Val se enfrentan a la selectividad....los excelentes resultados de ella, frente a los mediocres de él, vuelven a enfrentar a ambas partes. 
Punto 6: en la celebración por todo lo alto (con catering incluido) del cumpleaños de la señora de la casa, Val le regala un bonito juego de café. Un juego de café que la señora no pretende sacar a lucir, y ante la iniciativa de la asistenta de usarlo, la señora le echa un jarro de agua fría, cuando se niega a tal cosa. Al final de la película, Val se lo lleva prestado unos días. 
Punto 7: comparto el simpático cartel (en italiano) que he descubierto. 



En resumen, Una segunda madre, hace un retrato fascinante sobre la lucha de clases que impera en el Brasil actual, donde hay una minoría de la sociedad que vive con toda clase de lujos y detalles, mientras el resto, una inmensa mayoria, le sirve, o carece de todas esas comodidades de las que pueden presumir los señores de la casa.  

lunes, 23 de diciembre de 2024

Casa en llamas, de Dani de la orden

Montse (Emma Vilarasau) está muy emocionada porque está a  punto  de  pasar un fin de semana con toda la familia en su casa de Cadaqués.  Divorciada  desde hace años, sus  hijos han crecido y llevan años haciendo su vida sin hacerle ningún caso. Su ex se echó una nueva pareja. Pero a Montse nada ni nadie conseguirá fastidiarle sus planes. Hace demasiado tiempo que espera este momento. 

Casa en llamas habla de la soledad de una madre que se ha consagrado a sus hijos pero a los que ya no ve. Esta premisa le sirve al director como vehículo para hablar de la pareja, de la infidelidad, de las relaciones paterno filiales y de las dificultades que ello conlleva. Enric Auquer, que siempre me convence, tiene un punto entre tierno e inocente que me conquista. En cambio a Macarena Garcia le veo siempre un gesto como apunto de reírse. Es como una sonrisa que aparece en muchos momentos inoportunos, que no encaja ni pega. Y se repite papel tras papel que veo suyo. Emma Vilarasau, con una carrera en el teatro catalán de más de 40 años interpreta a la madre y está fantástica.  Menudo descubrimiento. Habrá que seguirle la pista. Y Alberto San Juan que hace de su ex y padre de los hijos, ha ido ganando con el tiempo y cada día me gusta más. Su nueva pareja, interpretada por Clara Segura añade enteros a un reparto bien elegido en el que también figura María Rodríguez Soto. Casa en llamas, que tiene varias escenas que te hielan la sangre, ofrece buenos y chispeantes diálogos, algunos giros sorprendentes y un final de esos para comentar en un cineforum con un rioja alrededor de una cenita en buena compañía. 

Nota 7 de 10. 

Ganadora del Goya al mejor guión para Eduard Solá, que también ha ganado esta temporada el Gaudí y el Forqué. 

miércoles, 18 de diciembre de 2024

Querer, de Alauda Ruiz de Azua

Tras 30 años de matrimonio y dos hijos en común, Miren abandona su casa y denuncia a su marido por violación y abusos continuados. La serie se inicia justo con la secuencia en la que Miren ha decidido irse y empieza a hacer el equipaje apresuradamente antes que su marido regrese del trabajo. 

Los actores de esta serie de 4 episodios están muy bien medidos, tanto Nagore Aramburu como Pedro Casablanc,  en sendos personajes de los cónyuges del matrimonio. A él lo tememos y a ella la compadecemos.  Y los hijos, Iván Pellicer y Miguel Bernadeau. Cada uno con una personalidad bien definida, uno más parecido a su padre, el otro más a su madre. Cada uno cree la verdad de uno de sus progenitores y eso les distancia y casi enemista con el otro bando, generando tremenda tensión en el ámbito familiar. Hay mucha verdad en la historia. Un guion al que no le sobra ni una coma, saca provecho de cuatro buenos interpretes que hacen creíbles y poderosos a sus personajes. con unos brillantes diálogos. También cabe destacar el personaje de la abogada de Miren, interpretada por una solvente Loreto Mauleón

La larga e intensa secuencia del juicio, que dura un episodio completo, está muy bien contada. El episodio final aporta ingredientes relevantes y matices que hacen redonda la historia. La serie está dirigida por Alauda Ruiz de Azua que ya nos sorprendió en el 2022 con su laureada ópera prima Cinco lobitos, (Goya a la mejor dirección novel) que también versaba sobre la familia como centro neurálgico de la trama. 

Querer nos ofrece un retrato veraz de un manipulador al que con su labia y don de buen comunicador costaría no creer. Pedro Casablanc está inmenso en un personaje con varias caras y múltiples capas, una amable y tierna, otra dura y temible, otra agresiva e invasiva. No sabemos si es ceguera lo que le impide reconocerse como lo que es, o es simple negación del patriarca todopoderoso en el que se ha erigido. A veces la violencia en el hogar se instaura de tal forma que llega a convertirse en algo difícil de percibir desde dentro. 

Hemos visto muchas películas o series en las que el tema principal es la familia, pero aquí el retrato se ha hecho con mayor minuciosidad, se perciben particularidades que enriquecen la narración. La relación de Aitor, el hijo mayor con su hijo pequeño, nos demuestra que los patrones aprendidos se repiten generación tras generación salvo que haya un interés y determinación por interrumpirlos. Hay cierta dureza de ese padre joven hacia su hijo al que la madre trata con más dulzura y comprensión.  
Me ha tocado mucho la evolución que algunos personajes llegan a tener en tan solo 4 episodios y cómo ello nos conmueve, pero es que transcurren 3 años desde el momento en el que la madre se va del hogar hasta que se celebra el juicio. 

Hay algunas escenas que se me gustaría destacar; la cena familiar de Iñigo, con su madre y hermanas poniendo a caldo a su ex mujer, mientras su hijo mayor presente en la cena, asiste atónito al linchamiento familiar de Miren. O la del pasillo del hospital en el que Iñigo intimida a una Miren que va perdiendo el miedo a ese monstruo en el que se ha convertido su ex marido y que deja al descubierto su verdadera naturaleza.  También me dejó huella la escena tras el juicio, en la que  Aitor vomita. Su expresión cuando es interpelado por la abogada de su madre,  si considera normal la actitud del padre en diversos momentos, es brutal. 

Por último mencionar que Querer fue premiada en los recientes premios Forqué en tres categorias. Mejor serie, mejor actor principal y mejor actriz principal. 

lunes, 16 de diciembre de 2024

A late quartet, de Yaron Zilberman (2012)

Anoche tuve la oportunidad de disfrutar por segunda vez de A late quartet (El último concierto). Tras 25 años cosechando éxitos y fama mundial, y en plena preparación de un concierto para celebrar su cuarto de siglo, el futoro de un cuarteto de cuerda recibe un duro golpe que puede poner en peligro su supervivencia. El violonchelista de la formación (Christopher Walken) está padeciendo los primeros síntomas de Párkinson, una enfermedad que pondrá fin a su carrera como interprete en poco tiempo. La incertidumbre sobre su futuro se apoderará del cuarteto, dando rienda suelta a emociones reprimidas y egoísmos que pondrán a prueba años de amistad y colaboración profesional. 
Anoche tuve la oportunidad de disfrutar por segunda vez A late quartet (El último concierto). 
Tras 25 años cosechando éxitos y fama mundial, y en plena preparación de un concierto para celebrar su cuarto de siglo, el futuro de un cuarteto de cuerda recibe un duro golpe que puede poner en riesgo su supervivencia. El violonchelista de la formación (Christopher Walken) está padeciendo los primeros síntomas del Párkinson, una enfermedad que en poco tiempo pondrá fin a su carrera como intérprete. La incertidumbre sobre su futuro se apoderará del cuarteto, dando rienda suelta a emociones reprimidas y egoísmos que pondrán a prueba años de amistad y colaboración profesional.

Un buen ejemplo del cine independiente norteamericano, con grandes actores cuyas excelentes carreras nos han regalados grandes películas, pero es que en A late quartet, además de un reparto de joyas, se unen un brillante guión y una sublime dirección de actores, obsequiándonos con un commovedor drama.  Catherine Keener (Juliette) emociona con esa mirada, esos silencios y esa fuerza, está descomunal. El tristemente malogrado y talentoso Philip Seymour Hoffman (Robert) está soberbio, un personaje con mucha humanidad, imperfecciones y de nuevo, esa mirada. También destacar a Mark Ivanir (Daniel) que como primer violinista hace un trabajo excelente. Su relación con algunos miembros del quarteto va a tener gran repercusión. Y qué decir de Christopher Walken (Peter) que desde muy el principio, te conquista con esa mirada límpida, que parece apunto de quebrarse, cuando le diagnostican una enfermedad que le obligará a dejar su gran pasión y trabajo como músico.


A late quartet se abre y se cierra con la misma escena, (adoro este tipo de recursos) en la que el cuarteto sale a un escenario vacío para empezar el concierto de su vigésimo quinta temporada juntos, interpretando una obra de extrema dificultad, el Opus 101 cuarteto 14 para cuerda de Beethoven, una obra de 7 movimientos, que tal y como se menciona en un par de  secuencias se debe tocar sin pausas. 
Opino que en esta película de actores, está todo muy bien medido. Los tiempos de las secuencias, los diálogos, los silencios, los ensayos. Todo funciona a la perfección y es un deleite para los sentidos, pero lo hace como una olla a vapor a punto de explotar cuando añades ciertos ingredientes que combinados entre sí podrían resultar un cóctel explosivo. 

Y no quiero dejar de mencionar la hermosa ciudad nevada de Nueva York, que el director la elige como escenario en pleno invierno, la estación relacionada con la última etapa de la vida, una estación final para muchas cuestiones antes de que llegue la primavera con ese aire de renovación total que producirá los cambios ansiados por todos. 

5 estrellas de 5. 

Spoiler (no seguir leyendo si no has visto la película) 

Me gusta como está reflejada la relación de Robert y Juliette, en plena decadencia, pero ellos sin ser aun del todo conscientes, hasta que la incendiaria opinión de Daniel sobre que Robert nunca sería un buen primer violinista, pone patas arriba no sólo el matrimonio sino en franco peligro la continuidad del cuarteto. Me gusta la relación que se va dando entre Daniel y Alexandra (la hija de Robert y Juliette). Profesor y alumna. Al inicio fría y torpe cuando él le recomienda leerse la biografía de Beethoven para que consiga mejorar su fallída y torpe interpretación al violín y luego más afectuosa hasta que inician una relación amorosa. Excelentes las escenas entre Robert y Juliette, hay una química brutal entre los dos. Como la escena de la discusión en el taxi, o como cuando ella descubre que Robert le ha sido infiel con la bailaora de flamenco. ¡Sus miradas trasmiten tanto!  O la escena del ensayo final cuando todo está apunto de saltar por los aires. Un increscendo memorable.