sábado, 26 de marzo de 2022

Mi vacío y yo, de Adrián Silvestre

Hace unos dias en el Festival de Málaga pude ver una interesante y necesaria película sobre el inicio de una chica trans desde que es diagnosticada con disforia de género,(tecnicismo para referirse a una persona que nace con el sexo equivocado) y su periplo vital desde ese momento en el que es informada por una psicóloga de eso y de otros datos importantes y relevantes. Esa secuencia es maravillosa. Le hace una serie de preguntas para las que Raphaëlle Pérez no siempre tiene respuestas. Una de ellas es: te sientes chico o te sientes chica? Y la pobre responde con otra pregunta. Pero ¿ qué es sentirse chica o sentirse chico? La respuesta la da con esa naturalidad que le caracteriza que le confiere un toque de comedia a una situación nada cómica. 

Tiene un guión brillantemente escrito por Carlos Marqués Marcet (niño mimado del Festival de Málaga desde que ganó con 10.000km) en el que asistimos como espectadores a las dificultades de Raphaelle en su vida diaria. En la rueda de prensa se comentó que para algunas secuencias se nutrieron de momentos reales del casting de Raphaëlle con los posibles actores y de ahí salieron diálogos que enriquecieron enormemente la historia, por la sensiblidad e inteligencia emocional de la protagonista que con su naturalidad y simpatía conquistó al público asistente en la sala. 


Aunque la cinta puede parece a ratos un documental, no lo es. Su estilo naturalista le confiere frescura. 

Han pasado varios días desde la proyección y aun tengo algunas escenas en la retina. Es una película que te hace reflexionar, es muy didáctica y valiente no sólo por lo que cuenta sino por cómo lo cuenta. 


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