viernes, 6 de diciembre de 2019

Un atardeder en la Toscana, de Jacek Borcuch

Esta tarde he podido disfrutar una película polaca muy interesante. Advierto que se trata de una rareza, de esas que amas u odias, pero que no admite termino medio. Su título " Un atardecer en la toscana" es un título engañoso que no tiene nada que ver con el original "Dolce fine giornata" algo así como "Un buen final del dia". La historia tiene lugar en la Toscana italiana. Yo tuve la fortuna de no saber nada del argumento. Solo que la protagonista es una poeta ganadora del Nobel que vive en Italia, gracias a eso, la película me fue sorprendiendo de principio a fin. Llegar virgen a la sala de cine, sin saber nada de la película, a veces es la mejor forma de enfrentarse a una nueva historia.
Al finalizar la proyección leí la info completa, que incluyen semanalmente los compañeros del Cine Club Mas Madera en su programa, que llevan casi 30 años ofreciendo cine de calidad todos los jueves a las 21 horas en la Casa de la Cultura de Arroyo de la Miel. Ya que en Benalmádena no tenemos cines propiamente dicho, los jueves al menos, podemos ver buenas películas, muy bien elegidas por este simpático comité de expertos cinéfilos.
 
De la película puedo contar poco porque no quiero hacer spoiler, aunque en realidad, no pasa mucho, como en las películas del director siciliano Luca Guadagnino, director de joyas como Io sono il amore (2009), Burnt by the sun (2015) o la laureada Call me by your name (2017), y puedo afirmar tras haber visto tres de sus últimas películas, que se ha convertido en uno de mis directores favoritos. En "Un atardecer en la Toscana" al igual que en el cine de Guadagnino suceden cosas cotidianas pero la narración tiene un estilo propio que nos gusta bastante, aunque debo reconocer que la historia es lenta y puede aburrir a más de uno.
María Linde, que tiene un affaire con un joven egipcio que regenta un hotel, en un discurso de agradecimiento tras otorgarle un premio que rechaza,  pronuncia unas palabras poco agraciadas que despiertan una ola de críticas. Y a partir de ahí se desarrolla la parte más interesante del filme, que tiene un ritmo lento. No pasan grandes cosas, insisto. Pero habla de problemas tan de nuestros días como los inmigración, los refugiados o el terrorismo, pero de una forma tan sutil que pasan casi desapercibidas. Su personaje interpretado magistralmente por Krystina Janda,  es una mujer fuerte, con unas ideas muy claras y una voluntad inquebrantable, a pesar de los constantes esfuerzos de un entorno que desea hacerla doblegarse.  
 
Un cine refléxivo como este, hacen falta en estos tiempos de radicalismos políticos y sociedades planas y vacuas en las que prima lo superficial y los extremos. Por favor, no se pierdan esta película si tienen la oportunidad de encontrarla en el páramo cultural que es a veces internet.
La secuencia final de la jaula es de esos finales que te sobrecogen y te dejan reflexionando largo rato tras la proyección de la película.
(Rectificada 5 de enero de 2020).

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