Desde que esta chica danesa llegó, le ha dado luz y risas a mi vida solitaria. ¡Qué distintas son ahora las cenas en la terraza de mi casa en su compañía, junto a los tomates, pimientos y pepinos de mi huertecito! O las tardes en la piscina, compartiendo la prensa. Cada uno tenemos nuestro propio espacio vital dentro de la casa. La cocina es pequeña pero cuando estamos en ella los dos, digamos que tiene la superficie justa para no chocar. Nos cruzamos, nos tocamos, pero todo tiene una coreografía que parece ensayada. Nos encanta cocinar, nos encanta comer. Ella corta la cebolla, pela las zanahorias, yo prefiero hacer anillos de los puerros, o trocear los pimientos para el wok de verduras que fue el primer plato que compartimos y que nos gusta a los dos por igual. Verduras, arroz, salsa de soja, un poco de comino, pimienta, y listo para degustar.
Hace unos días estuve con ella en una casita de unos buenos amigos en Jimera de Libar, un paraíso terrenal entre la Serranía de Ronda y la Sierra de Grazalema. Un lugar que nos unió aún un poco más.
Lajka es un derroche de elegancia. Su simpatía va conquistando corazones allá por donde pisa. Poco a poco voy comprobando la admiración y deseo que los hombres sienten hacia ella. Y no me extraña. Noto que para algunos, su belleza tiene un algo de inalcanzable, un algo de admiración secreta. Yo me siento afortunado de conocerla y de compartir esta época de mi vida con ella.
Compartimos una pasión por la fotografía y aquí os dejo una instantánea que nos hicimos mutuamente junto a la piscina en Jimera.
Un beso muy fuerte al compañero de piso más símpatico del mundo! Lo pasamos la bomba. ;) Muac!
ResponderEliminar